Hace 20 años una imagen representó, como muy pocas han conseguido hacerlo, la libertad frente a la opresión. Un joven clavado en el asfalto veía cómo unos tanques amenazaban con devorarlo. Una cámara de fotos observaba impertérrita la estampa desde lo alto. La columna de carros se acercaba cada vez más a la víctima, segura víctima, anónima víctima. Hace poco se conoció la historia de aquel chico que se había clavado delante de los tanques, parece ser que sigue vivo, pero es mejor que su nombre no se sepa, no es fácil desafiar al opresor y salir indemne, mejor no aparecer. Las represalias existen.

Esto lo sabe el héroe anónimo, del mismo modo que lo sabía Zhao Ziyang, una de las cabezas pensantes del PCCh en aquella época. Ese conocimiento de cómo funciona el sistema le dio a Ziyang la cautela suficiente como para publicar sus memorias una vez muerto. En ellas relata como se gestó la salida de aquellos tanques y, también, como no fue escuchado.

Estos días los censores chinos tienen trabajo extra. Cada vez que escuchen la palabra Tiananmen deberán fundir en negro las pantallas, cerrar el grifo de la tinta de los periódicos o ahogar las voces que aparezcan en las radios. Tiananmen no existe, al menos no para China, por eso sólo se recordará en occidente, habrá ligeras peticiones de cambio en el gigante y se soñará, una vez más, con que los chinos puedan conocer lo que pasó en aquel junio de 1989, quiénes murieron, por qué luchaban, cuáles fueron las motivaciones del gobierno para aplastar las voces discordantes. Pero eso sólo llegará cuando hayan comprendido que levantar la voz ante el poder no es un delito, sino un derecho que acaricia el límite del deber, que su gobierno calló aquella revueltas como no comento, al menos no en alto, cuales fueron las consecuencias del Gran Salto Adelante o de la Revolución Cultural. La sociedad china hoy tiene una riqueza creciente (cuestión matizable, pero en cualquier caso, las cifras hoy son mejores que hace veinte años) lo cual es una buena síntesis de aquel adagio que dice que hay personas (o países) tan pobres que sólo tienen dinero.

1 comentarios:

Jorge García Torrego dijo...

Publicas muy de vez en cuando, pero sigue así, porque merece mucho la pena.