Si hoy se juntasen Obama y McCain solos en una sala comenzarían hablar de sus disensiones, que es lo que más les gusta, porque siempre que se habla de los temas en los que hay acuerdo con un rival se tiene la sensación de que se está dando la razón al contrario. Al final comentarían cosas de su campaña, que les ha interesado mucho más que el país durante los últimos meses. No se les puede culpar de ello, los mitines, debates, carteles y anuncios eran lo tangible, la política sólo el horizonte. Con ello terminarían comentando como fue aquella noche en la que escogieron vicepresidente y fue de noche porque es a la luz de la luna en la que se toman las decisiones importantes.
Ambos dos demostraron en aquella elección, la más importante en su carrera a la presidencia, que no esperaban la situación que posteriormente ocurrió. Ellos planteaban la cuestión de manera muy diferente a lo que finalmente ha pasado y por eso en aquel momento les pareció brillante su idea, también es cierto que las ideas propias siempre parecen afortunadas. Obama planteaba su inexperiencia como talón de aquiles, sigue pareciendo un querubín en una política en la que no importan mucho las canas. Planteó sus posibilidades y observó que se iba a hablar mucho de la amenaza exterior, de los pérfidos islamistas y los cañones rusos, de la superpotencia china y de un montón de temas en los que se encontraba en arenas movedizas. Necesitaba un barón del partido, alguien con muchos tiros en la carrera y al que siempre le hubiesen importado más las cuestiones externas que el etanol en Iowa o las acererías de Pennsilvania. Ese hombre fue Joe Biden que, además, calzaba canas nuevas tras un injerto.
McCain, por el contrario, veía en si mismo algunas de las características que Bush había explotado cuatro años antes. Militar del ala dura, fuerte en política exterior nadie le presentaría como un blando para relacionarse con sirios, iranís o demás ralea. Le quedaba para completar la ecuación ganadora la necesidad de contentar a su enemigo, un tradicional aliado del presidente saliente, la parte más conservadoras del partido republicano. McCain no los aguanta, sus divorcios no le ayudaban y no siempre estuvo clara su postura contra el aborto, más parecía que no le importaba el tema, algo que no podían aguantar muchos reverendos deseosos de quitarle el apoyo y reivindicar su fuerza. Entonces apareció Palin. Se necesitaba un golpe de efecto, para contrarestar lo exótico del rival (no deja de ser un negro en un campo de blancos) así que escogió una mujer por ver si en ese lado podía rascar algo. No una cualquiera, ella es la encarnación de los valores conservadores, antiabortista, contraria al control de armas, de la eutanasia ni hablar, todo por y para la familia. Su discurso cuadraba a la perfección con la idea utópica de mujer que puede tener la base religiosa del GOP.

Hoy, los dos se saben equivocados. Biden no resta, pero tampoco suma. Su presencia en campaña se ha visto reducida a un par de comentarios desafortunados que tampoco han tenido mucha trascendencia en las encuestas. Tenía alternativas preciosas que hubiesen apuntalado su candidatura. La más probable es Tim Kaine. Nadie esperaba que Virgina fuese a ser un estado competitivo, pero parece que si lo es. En Estados Unidos no es un territorio normal, es el primigenio, un pequeño espejo de la historia, el territorio de los antepasados. Si un demócrata gana Virginia, algo que no pasa desde 1964, sería el emblema del cambio tantas veces reclamado. Algunos analistas afirman que si Obama gana allí será por los votantes que haya llevado a las urnas el gobernador, si ese hombre hubiese sido candidato a vicepresidente las dudas sobre ello hubiesen sido menores en ese estado y la moral demócrata estaría por las nubes. Una ventaja más, es un estado del este, cuando salga su resultado en el oeste seguirán votando. Biden no está mal pero, al final, se ha hablado mucho menos de Ahmadineyad que de Lehman Brothers, un hombre como Kaine podría haber asegurado un territorio que más parece una bandera que un pedazo de tierra.

Si Obama puede repensarse su elección y ver que se equivocó McCain debe tenerlo claro. Palin y él no sintonizan porque no se parecen, las bases siguen donde estaban pero no parecen suficientes, como tampoco es seguro que esos votos se hubiesen escapado sin ellas en el banco. McCain sucumbe poco a poco por su poca pericia económica y, para paliar aquello, tenía el hombre perfecto. Mitt Romney fue su rival, pero no se llevaban mal del todo, el de Massachusets intentó todo lo intentabl para cortejar a McCain y terminar en el ticket electoral, pero al final quedó fuera. Romney es conocido por la economía, por haber salvado a los Juegos de Salt Lake City y ser un exitoso empresario, el hombre perfecto para los últimos meses, esos días en los que McCain parece haber caído en desgracia. A cambio le toca aguantar a Palin, que parece más pensando en 2012 que en esta noche. McCain hoy odia aquella noche.

Habla la Unión Europea de Rusia. No lo tienen claro. Dice Francia que sí, que se han ido de OSetia, que son buenos y hasta proponen aceptarles como miembros. Viniendo eso de Napoleón hay que hacer dobles lecturas. Los ingleses no lo tienen claro, Solana sí. Desde las islas se dice que los rusos se han ido, pero no lo suficiente, el español afirma que los soldados de Putin están plácidamente en sus hogares disfrutando de la familia y los amigos.

De todos estos el más curioso, como casi siempre, es Lech Kaczynski, el presidente polaco. PArece ser que su primer ministro no quería que fuese a Bruselas e hizo lo posible para que no apareciese. Sobra decir que hace tiempo que el primer ministro dejó de ser primer ministro, ya que entre hermanos estas cosas no pasan. El caso es que Lech ha ido a Bruselas en contra de la opinión de su primer ministro. Ha llegado de ilegal, sin acreditación y en vuelo regular, para que su colega no se diese cuenta. Que bien funcionan las instituciones en Polonia y como envidio su comunicación interna. No son pocos los que imaginan ya a que iba Kaczynski. No quiere ver a los rusos ni en cromo, cualquier negociación con ellos será bloqueada por Polonia y espera que nadie le contradiga. Hoy pocos tienen dudas del gran salto adelante que dio Europa al aceptar a Polonia y sus políticos de nivel.

El mundo está en crisis, parece innegable. Las calles tienen menos coches, los mercados se desploman una vez a la semana, los bancos, que antes parecían las empresas más sólidas concebibles, hoy son azucarillos entrando en contacto con el agua. Hay un modo más certero aún de darse cuenta de lo que está pasando: las noticias. No es sólo una cuestión de confianza en los medios, ni que haya cambiado el tono de las noticias ya que, al fin y al cabo, un telediario siempre es catastrofista. Lo que ha cambiado es la temática. Donde antes estaban Mariluz y Madelaine hoy hay banquero agobiados, lo que previamente era el cambio climático ahora se ve relegado a algún breve en secciones recónditas de los periódicos. A los que antes preocupaban los secuestros express y los albanokosovares que roban chalets hoy se preocupan banqueros depresivos y cifras de paro exorbitantes. Parece que la rutina de pesares ha girado 180º y ahora toca preocuparse por la economía, que parece que sigue afectando más que las noticias veraniegas para levantar el pánico.

Sin embargo, no todo va tan mal. Hoy El País reseñaba en una doble página el crecimiento de África en lso últimos tiempos, las crecientes dmocracias, las esperanzas renovadas. La crisis no existe cuando los niveles son tan bajos, sólo se da tras periodos de bonanza y tienen todas otro factor omun: pasan. Curiosamente el rotativo madrileño no proponía el tema africano en Internacional, la sección elegida para la pieza era la apertura de Vida & Artes, una sección conceptual creada para renovar todo sin cambiar nada que es, por supuesto, el tipo de renovación más cómodo.

A pesar del notable caso africano estamos bastante mal. En Estados Unidos caen empresas como si no costase. No sólo son los bancos hipotecarios que se han dedicado a regalar algo tan pesado como una hipoteca, también empresas del calado de General Electric, la empresa industrial más grande del mundo, han tenido problemas de subsistencia. Y un catarro en Estados Unidos es una pulmonía en Europa, así que tengo suponer que nos queda mucho por ver.

Y ha llegado todo en un momento crucial de la campaña estadounidense. Barack Obama es un tipo de suerte, nacido con estrella, sus elecciones han despejado tras las noticias de las últimas semanas, en Estados Unidos se cree que los demócratas tienen más posbilidades de sacar del embrollo este tema que las políticas neoconservadoras del GOP. Es decir en EEUU, como en tantos otros sitios, confían en el gobierno cuando las cosas empiezan a ir mal. Obama, que es un tipo de suerte, ahora tendrá que aguantar los mismos ataques que sufrió McCain de Bush (y de Karl Rove, especialmente de Karl Rove) pero es probable que por el camino se lleve una victoria y un enorme problema que resolver. Son las cosas de su tiempo, las que le tocará atajar.


Os dejo la mejor explicación que he visto de la crisis financiera mundial. En esto tampoco soy original, ya campea por la mayoría de blogs del mundo, pero no por eso pierde ni un ápice de su realidad ni de su gracia.

http://www.dailymotion.com/video/x684wa_the-last-laugh-george-parr-subprime_fun

Lleva meses haciendo lo mismo, es un ungido. Un candidato escogido no tanto por sus cualidades como por su esperanza, no por sus votantes sino por ser un candidato inevitable. Barack Obama ha sido el genio político que mejor ha jugado con la inercia. “No podéis hacer otra cosa, me tenéis a mi”, parecen decir sus discursos. Es un mesías de la modernidad, un hombre con un pasado que le aleja de esa singularidad que tanto proclama. Cuentan las personas que hacían trabajo para la comunidad junto a él que su fuerza oratoria era mayor que su labor allí y que su leyenda se ve más en sus libros que en un estudio de campo. No es que no les guste, es que les parece exagerado. Todo en él es excesivo, si fuese un cómico seria una especie de Jim Carrey plagado de muecas. Como político es un parlanchín que cuaja sus discursos con preciosos silencios. Tu no puedes decir la palabra esperanza rodeada de otras porque ese medio no deja a los demás que tengan ese escalofrío que producen las promesas de la gloria.

Es evidente la capacidad del candidato de prometer la gloria y parecer creíble, la gente sueña sólo con sus discursos, su figura parece indicar que él es diferente a todo lo que antes hemos visto y que, su mercancía, recuerda todo lo que añoramos del pasado. Su visita a Berlín es la aceptación de un símbolo en alguien que trabaja desde el simbolismo. Obama puede ser el primer presidente negro y ya es el primer candidato de esa raza a la presidencia americana. Está abriendo un camino y quiere remontarse a otros grandes hacedores de nuevas sendas. Lo hace con Kennedy, sin duda, y Berlin les une, pero también deja que le relacionen con Reagan, el gran gurú republicano, su propio dios político. Obama no quiere ser Reagan pero si tener su simbología y él también estuvo en Berlín.

Berlín, además de ser una ciudad maravillosa, es una ciudad totémica. Mejor dicho, era una ciudad totémica. Cuando los líderes americanos hablaban allí lo hacían a las espaldas de todo lo que querían evitar. Era una exhortación al pueblo para que este se diese en cuenta que su mundo podía desentrañarse entre buenos y malos y que estos últimos vivían detrás de un muro. Hoy ya no es nada de eso. La capital alemana es la ciudad que más ha progresado en los últimos años, sus parques son los más limpios, sus edificios los más modernos y sus gentes las más cosmopolitas. A pesar de eso Obama quiere recordar allí y no en otro lugar la importancia de abrir nueva sendas. De algún modo tanto el candidato como la ciudad son un símbolo en si mismo de las cosas buenas del último tercio del siglo XX. Ambos son el emblema de reconciliaciones a gran escala. Obama es hijo de los derechos civiles, de mucha gente pensando en el de al lado de un proceso evolutivo no terminado pero sin duda agradable y que con él llega a una e sus culminaciones. Berlín, por su parte, es la muestra de la reunión de las dos alemanias. El capitalismo venció, allí no hubo igualdad, pero si reconciliación, dos hermanos que habían pasado medio siglos mirándose con ojos desconfiados consiguieron dar un paso, tirar un muro y tomar una cerveza una noche. Una noche eterna que llevó a una hermandad definitiva y real. Hoy Alemania está unida y Berlín es el emblema de ese cambio

Intentar ligarse con todo lo bondadoso del último siglo es loable pero un poco falaz. Obama es consecuencia pero no detonador del proceso y sus discursos en Alemania no han ayudado a dar un paso más en una reconciliación general. Son actos de publicidad, mercadotecnia política rebozada de sonrisas. Obama tiene una gran cantidad de virtudes y un programa político amable que no está utilizando pero es bastante agraciado, quizá es el momento de darle un poco la espalda a la imagen y empezar a hablar de las cosas que importan. Si no lo hace pronto alguien puede preguntarle, como hicieron antes con otros candidatos de palabras biensonantes pero de poco contenido, ¿dónde está la carne?

Susan Rice, Anthony Lake, Gregory Craig, Richard Danzig, Denis McDonough Mark W. Lippert, Jeffrey Badre, Bruce Riedel, Philip Gordon, Dennis Ross, Michael McFaul Ivo Deadler.... así hasta 200 nombres más. Es el séquito de Obama para parecerun halcón en terminos exteriores. No es fácil ser político en Estados Unidos. Se exige carisma, se pide cordura, conocimiento, se aplaude la oratoria y la capacidad de siempre dar un paso adelante, es mucho más difícil que dedicarse a la vida pública en cualquier otro lugar del mundo.

Los focos ciegan a cualquiera, nos hacen parecer patosos y descuidados, encuentran los defectos en cada palabra que decimos. Mucho más si uno aspira a ser el "emperador", el hombre sobre el que estarán puestas las miradas durante los cuatro años siguientes, alguien que tendrá que aguantar la crítica y un escrutinio diario y sistemático de su labor. Si cualquier hombre, por inteligente que sea, necesita asesoramiento el presidente de los Estados Unidos (y los candidatos) más aún.

Es por eso que Obama ha decidido tener un séquito de 200 personas a su alrededor que controlen cada milimetro del mapa-mundi. Especialistas en África, en Asia, en Europa, en energía nuclear, en todo lo que pueda salir durante la campaña. son ellos los que susurran en el oido la posible respuesta certera para que el candidato salga del paso. En el caso de Obama, además, hay una razón casi estética. La gente piensa que su contacto con el exterior es limitado, no es, ni mucho menos y por mucho que diga Joe Biden, un especialista en cuestiones exteriores y eso lo contraresta con un equipo bien preparado para guardarle las espaldas ante posibles traspiés. Todas las mañanas recibe un pequeño informe con lo que está pasando en el undo. Más que un relato de lo acontecido tiene delante un buen menú de posibles preguntas aderezadas, como no, con las respuestas correctas. La política en Estados Unidos es algo muy profesionalizado, aunque McCain mire algunas empresarias para acompañarle en el posible ticket republicano, o aunque Romney sea mucho más un hombre de negocios que un gobernador.

Tiene muchos retos por delante Obama, es posible incluso que en noviembre no tenga éxito pero su campaña ya ha conseguido pasar a la historia por su profesionalización. Los seguidores del senador por Illinois han sido cartesianos con el mapa, han conseguido ganar todos los caucus donde cuenta más como sepas afrontarlos que las ideas o el proyecto, su recaudación es alo que no recuerda nadie, es una máquina de hacer dinero a golpe de sonrisas un profesional de la política que se enfrenta ante su última gran oportunidad ocn más juventud de lo esperado. Cuado entras en la nominación sabes que, para bie o para mal, esa suele ser la última parada.

¿Cómo es Irlanda?
Irlanda es un país curioso y complejo, algo que pasa en casi todos los lugares pero que es especialmente acuciado en el caso de la isla esmeralda, como la llaman sus pobladores. El país se ha visto afectado siempre por la división de la isla y los problemas religiosos. Si bien la República de Irlanda no se ha visto directamente afectada por el conflicto del Ulster su nombre siempre se ha asociado con lo sucedido con su vecina isleña.
El país ha sido uno de los que más ha cambiado en las últimas décadas. Ha pasado de ser un hervidero de problemas sociales a uno de los motores de Europa. En los últimos años ha pasado a la mayoría de países europeos convirtiéndose en el segundo país en renta per capita. Sus condiciones sociales son envidiables tanto es así que se ha convertido en uno de los lugares preferenciales de la inmigración.
Dos factores han sido fundamentales para llevar a cabo estas reformas. El primero es la política fiscal con la que cuenta el país, mucho más laxa que la de sus compañeros en la zona euro. Sus impuestos de valor añadido no superan el 14% cuando en el resto de Europa se encuentran, de media, cerca del 27%.
Otro de los motores de la transmutación irlandesa ha sido la ayuda europea. Son uno de los países que más ayudas han recibido de la Unión Europea. Se calcula que el país ha recibido desde su entrada en 1973 la mitad del dinero que ha recibido España desde su entrada en 1986. Una gran cantidad de dinero teniendo en cuenta primero que nuestro país es otro de los grandes beneficiarios del consorcio europeo y, sobre todo, que la población irlandesa es diez veces menos cuantiosa que la española.
El proceso de integración Europea
Europa como unión es un concepto creado en 1958. En principio se pensó en una unión aduanera para aprovechar mejor los recursos en u continente devastado por la guerra y temeroso de la posible influencia comunista que existía más allá del telón de acero. La integración comenzó y poco a poco fueron incorporándose países e ideas nuevas para hacer una vertebración más poderosa de la Unión Europeo. El proceso fue siempre guiado con mano de hierro y sumo cuidado para no crear descontento entre los estados, que han sido siempre los grandes protagonistas de la integración europea, muy por encima de las propias instituciones de la Unión y de los ciudadanos europeos.
Algunos países siempre destacaron por ser poco proclives a dar pasos hacia delante. Francia, por ejemplo, pasó muchos años vetando propuestas y aprovechándose de la política de sillas vacías para poder paralizar las labores de la comisión europea. Fue la antieuropea más reconocible hasta que llegó Reino Unido y se encargó de paralizar todo del mismo modo que los franceses lo hacían antes. Ahora parecen los garantes del europeísmo, pero no siempre fue así.
Desde siempre en Europa han existido corrientes escépticas con bastante peso en alguno de los países que han conseguido detener el proceso polítco de la Unión. Sólo en los tratados de Maastrich y Niza se consiguieron avances importantes y fue a costa de la unidad. Se decidió admitir una Europa de dos velocidades para que algunos miembros pudiesen llevar a cabo más rápido el proceso. Uno de los países que se negó en su momento a embarcarse en la aventura de la Unión Europea fue Irlanda, excepcionalmente parecida al Reino Unido en este tipo de cuestiones a pesar de sus fricciones históricas.
En los últimos años se ha intentado llevar a cabo un nuevo tratado. Ese tratado, denominado comúnmente “Constitución Europea” fue tumbado en referendo por Francia y Holanda. Posteriormente se ha intentado hacer una reducción del mismo en un tratado simplificado que, por otra parte, lo único que ha conseguido es complicar el ya de por si farragoso texto previo.
El caso actual
Hoy viernes Irlanda vuelve a votar. Es el único país que tendrá que rubricar con un referendo el tratado, el resto han hecho lo posible por evitarlo y lo han conseguido. Los irlandeses no lo consiguieron, el Tribunal Supremo del país ha obligado a la celebración de unos comicios. El 90% del arco parlamentario irlandés está a favor de la adopción del mismo tratado. Sólo el Sinn Feinn, partido nacionalista del Ulster, se opone a la propuesta. Sin embargo las encuestas dan un empate técnico con ciertas posibilidades de que se imponga el no con la consecuente paralización del proceso europeo… una vez más.
Los políticos europeos hablan de las posibilidades posteriores, no parece habar planes de huída. El fallo irlandés está, entre otras cosas, en una reciente crisis de gobierno. Ha salido del mismo Berti Arhen, un histórico de la política irlandesa con algunos casos de corrupción a sus espaldas y toneladas de carisma. El nuevo primer ministro tiene un porte como Gordon Brown en el Reino Unido, es una figura gris que siempre estuvo por detrás y al que las luces no ayudan a mejorar su imagen.

Vaticinio rápido, el gobierno de Berlusconi durará poco. El primer argumento es rotundo, estamos hablando de Italia, un país que cambia de ejecutivo un par de veces al año para no acusar los años. Es difícil pensar en una legislatura completa de un gobierno italiano, de hecho es probable que nadie en el país sepa cuanto dura, total sólo Berlusconi ha llegado una vez a agotar el tiempo marcado por ley.

Más allá de eso y para valorar la posible falta de éxito del nuevo gobierno Berlusconi, está la figura de Umberto Bossi. No es extraño en la política italiana que salgan cuatro o cinco políticos excéntricos. Más excéntricos, digo, porque el resto son italianos que por naturaleza son gente que gesticula bastante y dramatiza la vida de un modo peculiar. El caso es que algunos se pasan de rosca. Es el caso de Clemente Mastella, un líder casi familiar de la UDEUR (una de tantas formaciones sin oficio ni beneficio del sur de Italia) capaz de desequilibrar el último gobierno Prodi. Y este era normal, estaba Luxuria, un travesti de Foggia del partido refundación comunista que formó gobierno con el católico Romano Prodi.
No deja de tener lógica que aquel gobierno se fuese a pique, Luxuria y Mastella en temas sociales sólo podrían dirimir sus diferencias entre las doce cuerdas de un ring de boxeo. Y con Romano más cercano a don Clemente que a Luxuria.
O Alessandra Mussolini. Merecería capítulo aparte la señorita, así en principio como familia es sobrina de Sofía Loren. Y nieta de Mussolini, como ya habíais supuesto. La chica cogió algo de cada uno de sus famosos antecedentes, del abuelo el fascismo, de Sofía Loren la teatralidad. La Mussolini, que tenía su público, se dedicaba a salir en los carteles del Movimiento Social Italiano (su partido) vestida sólo con fusiles de asalto. También era conocida por varias portadas del Playboy. La política tampoco le fue mal, debo decir, aunque siempre terminaba cabreada con Gianfranco Finni (un posfascista con grandes dotes demagógicas y presencia estable en los gobiernos conservadores).

Presentados algunos de los principales "frikis" de los últimos años de la política italiana pasaré ahora a glosar al que ha inspirado la entrada del post, el nuevo amiguito de Berlusconi (otro al que es difícil ganar en excentricidad, sólo hay que ver sus ministros), Umberto Bossi.

Bossi es el líder de la Liga Norte, un partido secesionista de una tal Padania. Por más que os empeñéis no vais a encontrar pocas referencias a la historia de la Padania porque, hasta donde yo sé, la Padania empieza en Bossi. Es decir es un nacionalismo sin carga histórica, aunque evidentemente ya han aparecido dioses del río Po y mitologías sospechosas. Es curioso, para empezar, que un partido cuyo origen es directamente falso tenga éxito. Pero en Italia y en política todo es posible. Así que no sólo se presentan y son valorados sino que, además, ganan mucho, han supuesto la mayor subida electoral en las últimas elecciones y han conseguido hacer prisionero a Il Cavaliere. Cuatro ministerios, entre ellos el del interior. Unos secesionistas encargados de la política interior. De hecho Bossi ha preferido quedarse esta vez como ministro sin cartera, su nuevo acometido cambiar el sistema electoral.
Bossi empezó siendo comunista, luego se pasó a la derecha. Bossi ha pasado por la cárcel (aunque bueno, eso tampoco es tan inusual en Italia). Bossi es profundamente xenófobo. Bossi ha llamado a un hijo Libertad y al otro Eridano, que es algo así como un dios del río Po. Aunque parezca increible es antifascista. Debe ser que apelan al mismo público. Dice que en su día fueron ellos los que les expulsaron y colgaron a Mussolini y que lo volverían a hacer. No sé que dice a esto Alexandra. Bossi es uno de los nuevos capos (aunque este del norte, no como los tradicionales capos del sur) de la política italiana.

Italia, este año tiene elecciones. Si fuese en cualquier otro país de Europa hablaríamos de la importancia de los comicios, haríamos resumen de lo que vino antes y comentaríamos como serán los próximos cuatro años. Pero en Italia no puede ser así. Quien más quien menos apuesta que el próximo gobierno durará poco a no ser que cambien, de una vez por todas, esa tendencia a la fragmentación. La política transalpina está repleta de Clementes Mastellas, líderes locales casi caciquiles que son capaces de condicionar la vida política de un país entero con sólo un puñado de votos.
Todo en la política italiana es bastante surealistas. En las últimas estuve por allí poco antes y eran tremendo los anuncios que explicaban como se debía ejercer el derecho al voto (que era bastante difícil, dicho sea de paso), es un país en el que las calles siguen completamente empapeladas de carteles, como la España de los primeros ochenta, los carteles electorales son dignos de ver, parecen salidos de películas de Almodovar. La política italiana es lo contrario a la modernidad. De hecho se susurra por lo bajo cuando se habla de Veltroni, el candidato de izquierdas, por su bisoñez y juventud. Curioso en un hombre de 52 años, normal en un país donde lo que impera es la gerontocracia.

Bután debe ser el último lugar de la tierra. Su territorio es mínimo, sus economía minúscula. Están incrustados entre las montañas himalayas y las selvas indias, son un punto insignificante en el mapa. Pero, a pesar de esa irrelevancia, parecen un país feliz. Viven rodeados de territorios en constante convulsión. Nepal, China (Tíbet, de hecho), India y Pakistán componen su entorno más cercano. Países con intentos democráticos (bueno, China ni siquiera lo ha intentado) pero que distan mucho de haber conseguido una estabilidad, cada elección en ellos fue tenebrosa, muchas muertes subsiguieron las revueltas cuando algunos coroneles no quisieron aceptar la modernidad y terminaron golpeando la democracia.
Bután nunca tuvo nada de eso. Ni revueltas ni democracia. La democracia, de hecho, le da miedo a los butaneses. Ellos son felices con su rey, Jigme Singye Wangchuck, un excéntrico que obligó a vestir los trajes tradicionales de la región para no perder las tradiciones. También prohibió completamente el tabaco en el año 2004. Pero no, no es un excéntrico al uso de esos que tiraniza a su pueblo de hecho es todo lo contrario, es él quien se ha empeñado en convertir al país en una democracia. Y el pueblo no quiere. Pero lo hacen por su rey. Todo sea por el rey. El año pasado hicieron un simulacro con cuatro partidos, divididos en colores. Ganaron los amarillos, el color del monarca. Todo es adoración, no hay disidencia. En estas elecciones sólo hay dos partidos y la gente no sabe a quien votar. Porque de hecho no quieren, lo hacen por su rey. Algunas familias dividirán su voto, la mujer y el hijo un lado, el padre y la hija a otra ¿por qué? porque todos se conocen, hay sólo dos millones de personas. Al menos esa es la explicación que han dado.
Y los ciudadanos no se quejan, es un país pobre, pero excepcionalmente pronto, uno de esos ejemplos en los que los índices macroeconómicos y la realidad no caminan juntos. El estado tiene seguridad social completa y no pasan hambre, aunque los ratios de analfabetismo sean excesivos. Es sin duda alguna un país curioso con una curiosa transición a la democracia

Todos los países tienen dudas en sus miradas al exterior. Es la parte más difícil de la política, allí no hay legitimidad de los votos, porque te relacionas con gente que está en tu misma situación. Tampoco hay lugares comunes ya que al final, a todos les toca defender sus intereses y sólo sus intereses. Cuando llegan a la presidencia los políticos piensan en un mundo mejor, en horizontes lejanos y calmadas playas, en niños pequeños revoloteando por las calles y en un estado de enajenación perpetua en la población que les haga ser recordados como un Gandhi efectivo. Ninguno lo consigue, las trabas son muchas, tanto por la grandiosidad de los objetivos como por el choque con la realidad.
Los políticos se levantan por la mañanas con una encuesta de Zogby que les recuerda lo malo que es todo lo que han pensado. Si hubiesen pensado otra cosa la demoscopia les comentaría exactamente lo mismo que con sus propios pensamientos: todo lo que no han reflexionado también es catastrófico ¿por qué? porque la sociedad no tiende a ponerse de acuerdo y se escucha mucho más la voz discordante que la que va en torno a la mayoría. Cualquier propuesta de cierto calado tendrá algunos apoyos, muchísima indiferencia y cientos de ruidosas voces discordantes. Por eso es difícil la política y mucho más aún la exterior, aderezada con diferencia de tamaño y potencial entre países, un gran estanque de peces de colores con algunos.
Es difícil pero hay que tomar un rumbo. No siempre es el adecuado, los fallos son usuales, pero lo que es imposible es permanecer impasible viendo como las cosas suceden a lo alrededor. Así que de vez en cuando toca tomar decisiones. En Estados Unidos se debaten entre mirar a Europa de frente o mirar hacia dentro. El aislacionismo yanqui siempre está tamizado, es un país que suele mirar con el rabillo del ojo lo que pasa, como una niña -una cualquiera no la de Rajoy, que está a otras cosas- sorprendida por ver un mundo nuevo.
En Europa desde hace tiempo se sufre una dicotomía. Por un lado se puede mirar al centro del propio continente. Hay motivos, o eso se cree, para mirar por encima del hombro. Somos una sociedad desarrollada, culta y avanzada, o al menos esa es nuestra impresión de nosotros mismos cuando la cosa es comparar con los demás. Pero a parte de la pinta de hidalgo trajeado es evidente la limitación que tiene Europa. Hace tiempo que dejó de crecer, el potencial pasado parece ya superado y su papel se ha visto disminuido a comparsa con honores. Toca mirar hacia fuera. O quizá no, vuelve la dicotomía. Una disyuntiva en la que siempre los caminos son erróneos.

El día que murió Nizayov, hace cerca de año y medio, la prensa tenía una historia que contar. Todos los profesionales se encontraban ante una figura enigmática, oscura, excéntrica y aliada de los occidentales. Uno de esos dictadores de extrañas costumbres y recursos naturales suficientes para que nadie les señale con el dedo.
Niyazov nació en 1940 en Gypjak una ignota ciudad de la no menos desconocida Turkemistan. Su infancia no estuvo jalonada de buena suerte, su padre murió en la II Guerra Mundial a manos de los Nazis y el resto de su familia cercana no sobrevivió a un terremoto. Él pasó primero por un orfanato y, posteriormente a casa de algún familiar lejano. Cuando aún era joven decidió entrar en el Partido Comunista y, como en tantos otros casos, su ascenso fue imparable. Visto desde lejos no parece difícil trepar con un poco de ambición en una zona tan deprimida como Turkemistan en la antigua Unión Soviética, pero puede ser que subestime al personaje y en realidad fuese un hito de proporciones legendarias como se vende en el país. En 1985 se convirtió en primer secretario del Partido Comunista en Turkemistan. Sólo 45 años en una gerontocracia acostumbrada a dar al mundo gente como Andropov o Chernenko es una buena edad para ser considerado un joven prometedor. Claro que viendo la fecha que era a la URSS le quedaba poco. Ellos no lo sabían, pero la posición adquirida por Niyazov (y por alguno que otro más bastante parecido) era un regalo perfecto para pasar a ser jefe de estado y gobierno plenipotenciario, lo perfecto para un tipo con las veleidades de poder de Niyazov.
En 1992 se convirtió en el líder de todos los Turkmenos y ganó la votación que le proclamaba presidente del pequeño país por un 99,9% de los votos, una cifra que a los ojos occidentales puede parece estrambótica pero que en ojos de la URSS parecía algo hasta habitual. Decidió para empezar un mandato "corto", de diez años, para darle al país la evolución necesaria. Y este fue su pasaporte perfecto a convertirse en el dictador que todo cómic querría parodiar. Niyazov tiene cientos de anécdotas para contar. Debe ser el único líder mundial que toda su vida rechazó tener un chófer, escribió un libro que pronto fue obligatorio en todas las escuelas del país y no tardó mucho en cambiar los meses del calendario. Por supuesto los nuevos meses (y nuevos días, que también los renombró) estaban inspirados en la nueva mitología turkmena que incluye personajes como el propio Niyazov o su querida madre. Lo de su madre es curioso, porque también renombró el pan para que se empezase a llamar como ella. Y eso que sólo le sobrevivió ocho años.
Niyazov sembró de estatuas con su efigie el país, cosa a la que quitaba importancia porque a él no le importaba, era todo cosa de su pueblo, que le adoraba. El caso es que viendo algunas reacciones a sus chaladuras no hay que descartar que no todo fuese cosa de su desquiciada neurona. Cuando anunció que se retiraría a los 70 años un tal Sopiev dijo que tenía que dirigir el país hasta los 150 años. Fue un hombre humilde, rechazó el honor pedido por su pueblo -o por sus acólitos, nunca se sabe- de ser nombrado el mejor escritor turkmeno de toda la historia. Lo que no pudo rechazar es una propuesta para que se crease una escuela específica en la que sólo se enseñase la filosofía del libro. La construcción del recinto terminará en 2010, así que no se puede esperar menos que un opulento templo a la personalidad del ya fallecido líder.
En su estancia en la presidencia -hasta su muerte, como ya podríais haber imaginado- Niyazov prohibió la ópera y el ballet, las barbas y el pelo largo, ordenó la creación de un palacio de hielo, obligó a pasar un test de moralidad para conseguir el carnet de conducir, quitó todos los hospitales que no estuviesen en la capital Asgabat, prohibió la venta de libros -el suyo se regala- la de videojuegos - no consta que programase ninguno-, obligó a los físicos a abjurar del juramento hipocrático y hacer a cambio un juramento al líder. Siguiendo sus mandatos megalómanos decidió la existencia de un nuevo ciclo vital en el que la infancia concluye con 13 años, la adolescencia continúa hasta los 25 y en la adultez hay una fase profética hasta los 61 y otra inspiradora hasta los 73.
Cuando murió nadie levantó la mano para recordar que su vida había estado plagada de locuras y represión, su figura fue pasada por alto por la mayoría y algunos enviados de muchos países pasaron a verle en su último adiós, todo esto por las reservas gasísticas del país.